¿ Cúanto pagaríamos por tener un recuerdo de la boda de nuestros padres?

¿ Y por la de nuestros abuelos ?

 

    Un reportaje de boda para Fotoestudi Marti es algo más que una selección de fotos.

La boda para la mayoría de gente que acude a ella son unas cuantas horas de juerga y diversión, pero para los novios y también para sus padres son algo más. Es la finalización de varios años de noviazgo con sus momentos buenos y sus momentos malos, con sus ratos alegres y tristes, con sus risas, sus llantos … Y después ese grupo de meses anterior al enlace, en los cuáles hay muchísimos nervios, pendientes de todos los detalles para que todo esté perfecto para ese día tan señalado.

Como fotógrafos de boda nos sentimos en la obligación de captar esos momentos mágicos en la vida de las personas. Pero deben de ser escenas en las que se vea la complicidad de las parejas,debemos inmortalizar la ternura en sus caricias y la chispa del amor en sus ojos cuando se cruzan sus miradas. Debemos dejar que la espontaneidad aparezca por si sola sin forzarla con poses antinaturales, y eso se consigue conociendo a las parejas y dejándolas ser ellas mismas. Deben de sentirse cómodas para poder sacar de lo mejor de ellas. Cuando más libres se sientan, más relajados estarán.

Nosotros pensamos los novios deben disfrutar de “su día”. Comprendemos que quieran que todo esté en su sitio, por eso intentamos que a lo largo del día se olviden que tienen un par de fotógrafos tomando planos para que en un futuro recuerden todo lo que ocurrió el día de su boda. Es cierto que el novio suele estar bastante más tranquilo, pero la casa de la novia podíamos denominarla “Mujeres al borde de un ataque de nervios “, y hasta la llegada al Restaurante el nivel de estrés suele ser bastante elevado.

En toda boda actual suelen haber unas cuantas cámaras alrededor de los novios posando para ellas. Como profesionales debemos de distinguirnos de todas ellas … para eso los novios contratan un “reportaje profesional“, si quisieran otro tipo de fotos tendrían varios centenares de fotos a elegir en las cámaras de los amigos. Huímos de ese tipo de foto. Antiguamente  habían 3 cámaras en una boda de 200 invitados, hoy  nos podemos encontrar medio centenar en cualquier celebración.

Debemos ofrecer algo diferente. Algo de lo que el cliente se sienta satisfecho. Algo que digan: “Me ha costado dinero, pero ha valido la pena y no me duele habérmelo gastado”. Y que dentro de unos años lo enseñen gustosos a sus hijos, y por qué no, a sus nietos.

Recordad que puede, y debe ser, algo para toda la vida. De ese día,a parte de las fotos y/o el video poca cosa va a perdurar. Ni el banquete, ni las flores, ni el maquillaje, ni la peluquería… nada de ello. Sólo en vuestras memorias.

Nuestra vida está llena de momentos … momentos únicos e irrepetibles que posiblemente nunca se vuelvan a producir.

 

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